El país enfrenta una crisis que traspasa diferentes ámbitos de la vida nacional: Desempleo, hambre, pobreza extrema, inseguridad y un virus que ha traído graves consecuencias económicas afectando a los más pobres, los trabajadores, comerciantes y microempresarios. Podríamos decir que es la situación más difícil desde momentos como la gran depresión de los años 30 o a la deuda latinoamericana de los 80. Me pregunto, ¿Hará el Gobierno lo que le corresponde? La respuesta es NO, ha salido Alberto Carrasquilla quien es cabeza del ministerio de hacienda a decir que Colombia solo tiene caja para dos o tres semanas. Vemos que una vez más las promesas de campaña no son más que las ocurrencias malévolas de candidatos para conseguir un voto, el cinismo es lo único que se observa en sus ojos mientras cocinan una nueva reforma tributaria, de los más de 50 cambios al sistema de recaudo que se han hecho en nuestra vida republicana demostrando la improvisación y falta de planificación que siguen degenerando nuestro ya complejo, ineficiente e inequitativo gravamen tributario permitiendo la evasión, el contrabando y las exenciones a las grandes empresas.
Y es que cuando hablamos de promesas incumplidas vale la pena recordar la oposición del senador Duque y de su partido a la reforma de Santos y su estrategia de campaña que se basó en decir que habrían menos impuestos y mejores salarios, dos mentiras que hoy retumban en los oídos del pueblo que este gobierno ha menospreciado y subestimado, y no es que yo ignore que hoy la realidad es distinta a la del 2018, no me dejo llevar de sectarismos ciegos pero al ver que la caja al ministro si le alcanza para comprar aviones de guerra, para salvar empresas domiciliadas en otros países o para invertir en un triste programa propagandístico y hasta caricaturesco me hace dudar de la eficacia, la transparencia y la integridad de quienes conducen el estado, sus mentes demagogas los hace valerse de las vías democráticas para imponer su proyecto entre la desinformación y la mentira.
Este nuevo atraco contra el pueblo hambriento y desarmado me deja ver a un gobierno que en palabras de Aristóteles sería impuro y degradado, me atrevería a decir que es un discípulo infame de la tiranía.
El poder, en la comunión política, debe tener siempre por mira el bien de los administrados. Según este principio, se dividen los gobiernos en gobiernos de interés general, que son los buenos, y gobiernos de intereses particulares, que son los corrompidos. (Obras de Aristóteles, Política, Libro III, Azcarate, P.)
Esta reforma muestra lo que es utilizar el estado solo para el interés particular; beneficios para la banca privada, las tierras improductivas y los grandes privilegiados de siempre, mientras que al estrato 4,5 y 6 le cargaran IVA a los servicios públicos, los pensionados tendrán que pagar renta, subirá el precio de la gasolina y se impondrán peajes regionales. A Duque el nuevo adjetivo de corrompido se le suma a la lista de lo que representa su gobierno.
No hay que asombrarse de que quienes han llegado allí, no estén dispuestos a ocuparse de los asuntos humanos, sino que sus almas aspiran a pasar el tiempo arriba. (Diálogos pág. 342, REPÚBLICA, cap. 7, Platón, Editorial Gredos)
Y es que pareciera que el presidente anda en las nubes, inalcanzable, alejado de las realidades de sus compatriotas, otros países han leído mejor su realidad nacional, en Estados Unidos y Nueva Zelanda sus gobiernos le han apostado al incremento sustancial del salario mínimo, rentas básicas dignas, impositivos mínimos a grandes empresas, impuestos a financieras y quitar incentivos a los combustibles fósiles. Solo me queda recordarle a mi gente lo que dijo Aristóteles, “Un pueblo debe tener inteligencia y valor”, es necesario tener conciencia, acudir a los animales políticos que somos y tomar el papel protagónico que merece nuestra historia. Este gobierno cada día cae más en el autoritarismo y el desprestigio, sin embargo aún cuenta con el poder económico y la influencia de los medios de comunicación tradicionales, con su complicidad el humilde pueblo colombiano sigue siendo el patio trasero de unos pocos que han querido ver esta tierra como una más de sus fincas.
Tenemos una oportunidad histórica en el año 2022, que la reflexión de estos acontecimientos nos lleve de una vez por todas a despedir la dinastía uribista que de manera directa o indirecta ha puesto presidente por más de 20 años, a la elite, la clase política tradicional que ha sido la misma por 200 años y que como ciudadanos les demos una lección para siempre, tiranía nunca más.
Erick Sánchez Rodríguez
Abril, 20 del 2021